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lunes, 29 de octubre de 2012

La rebelión de los Limpiabotas

     Allá por el año 29, se vivían tiempos convulsos en New York en lo que a la bolsa y economía se referían.  Antes del crack del 29, el señor Rockeffeller retiró todas sus acciones, evitando de este modo una bancarrota casi segura de su economía. Esta decisión fue tomada tras su cita diaria con su limpiabotas habitual, durante este encuentro, cuentan que el limpiabotas le consultó al señor Rockeffeller al respecto de unas inversiones que había realizado y de su posible fiabilidad ante las noticias económicas que se estaban oyendo por aquel entonces. El limpiabotas se expresó como si de un experto en la materia se tratase, hecho que sorprendió y alertó al magnate ya que si un teórico neófito era capaz de hablar de ello con tanta soltura, significaba que cualquiera podría hacerlo, por lo tanto, el señor Rockeffeller se dio cuenta de que si sus inversiones en bolsa podrían ser realizadas por cualquiera, estaba en un negocio susceptible de estallar.     

"Cuando hasta tu limpiabotas invierte en Bolsa, es momento de retirarte" 

     Esta situación se vivió en nuestro país durante la burbuja inmobiliaria. Por aquel entonces, eramos testigos de cómo gente que nunca había invertido en inmuebles, no dejaban de comprar y vender como si fuese algo que hubieran hecho durante toda su vida. Era gente que entraba en el mercado como elefante en una cacharrería y que sólo buscaban el mayor beneficio posible de sus inversiones a corto plazo sin importarles lo más mínimo la sostenibilidad del sector, hecho que generó una gran burbuja, cuyo estallido  en el 2008 provocó que nuestra economía se derrumbase, dejando al crack del 29 a la altura de una simple turbulencia.
Se llegaron a ver precios desproporcionados, viviendas en el extrarradio de Madrid por 400.000€, cierto es que la vivienda NUNCA BAJA DE PRECIO, pero el afán especulativo provocó que los precios subieran tanto que si hubiéramos seguido con esa proyección, una vivienda de dos habitaciones en Pinto o en Parla habría rondado a día de hoy el millón de €uros.

     A día de hoy estamos viviendo algo parecido en lo que a Bolsa y Economía se refiere, a diario vemos cómo gente sin formación ni experiencia alguna en el sector hace predicciones sobre la evolución económica del país. Blogs como el mío los hay a millares en Internet, somos gente que intenta simplificar las cosas, no nos remitimos a escuelas austriacas para afianzar nuestros argumentos, nos basta con el simple "2+2=4" y el "sentido común" para intentar poner un poco de luz en un mundo, como el económico, que durante años era visto por la mayoría como algo sumamente complejo y complicado. Pero, ¿qué nos ha llevado a escribir sobre estos temas? ¿Qué nos hace sentarnos semanalmente delante del teclado y escribir de forma altruista sobre temas que nos son ajenos?

     La respuesta la podemos encontrar en la decadencia que el poder político ha sufrido en nuestro país durante los últimos años, los "limpiabotas" hemos visto como los "dueños de los zapatos" nos han hundido a todos en una profunda crisis. Por lo que esta época se puede denominar como "La rebelión de los Limpiabotas". Total, si una experta en flamenco o un electricista pueden ser Ministros, ¿por qué no voy a ser yo capaz de hablar de economía?   

     Lo que diferencia al señor Rockeffeller de la clase política nacional, es que el magnate americano podía retirar sus acciones de la bolsa, pero todavía tendría empresas y otras vías de ingresos, pero si los políticos abandonasen el parlamento, muchos de ellos tendrían que ir directamente a la cola del INEM, ya que su CV. cabe en la etiqueta de SUGUS y todavía les sobra espacio para incluir sus "cartas de recomendación".

     La pena es que los dueños de los zapatos, no se dignen siquiera en leer o escuchar lo que los limpiabotas les tenemos que decir, tal vez aprenderían más de uno que por mucho que se empeñen, 2+2 sigue siendo 4 y no 5 o 3.



1 comentarios:

  1. Lo peor es que se acerca el día de la guillotina y no se quieren dar cuenta. Es lo que tiene no escuchar al pueblo, que no lo oyes llegar cuando va realmente cabreado.

    Un saludazo.

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